La fogosa mujer GenX

No hay qué negarlo, hay que hablarlo claro: la insatisfacción sexual existe, aunque no haya estadísticas publicadas en Twitter ni haya workshops publicitados en Instagram para mejorar la vida sexual de las mujeres de la generación X. Estas, hijas dilectas de Afrodita, diosas en su fuero interno, pueden estar casadas, ser viudas o agentes libres; pueden haber salido de un divorcio traumático o estar en la piel maravillosa de una sempiterna soltera, y todas confiesan que se han sentido insatisfechas en algún momento de sus vidas adultas.

Gozar la vida es su lema. Sencillo de decir, complejo de entender. No se trata de liberarse del yugo del sostén, disfrutar del nido vacío o de probar por primera vez una comida exótica de un pueblo olvidado en Pakistán. Es la comprensión espiritual y elevada del porqué de la concentración mayoritaria de terminaciones nerviosas en el perineo.

Una mujer GenX ha alcanzado la madurez cuando se cuestiona el número de orgasmos que ha tenido en su vida. Los puede clasificar. Puede crear una hoja de cálculo con la fórmula para promediar el grado placentero de las experiencias. Es capaz de recordar la ropa que dejó en el piso, la bebida que ingirió previo al coito y el sujeto que le proveyó de tal indicador gozoso.

También es necesario señalar que algunas solo recurren al compañero mudo, el noble dildo que se mantiene a la distancia justa en la mesa de noche. A veces su uso tiene la frecuencia de la espera de un nuevo capítulo en una serie de éxito en Netflix. El síndrome de las ejecutivas súper ocupadas que no le dan descanso a su cuerpo, ni alegría Macarena, ¡ahhh ay!

Otras, en su mayoría casadas, disparan directo y les exigen a sus maridos acción o cuernos, en ese hartazgo que puede traer las décadas de matrimonio. Y no estamos hablando de romanticismo de película alemana emitida por la RTVE, no, es hard porno en directo y en HD. 

El mainstream de las cincuenta sombras aquellas puso en evidencia que los libros donde hay erotismo son más comprados por mujeres mayores a 35 años. Nada novedoso, la verdad, pues solo hay que buscar -por si no la han visto- la magistral actuación de Anne Brancroft como la señora Robinson en El graduado (1967), quizá la primera Sugar Momma referente de la cultura pop cuyo origen se remonta justo a ese año.

Así que, si eres una MILF*, tienes en tu mira a un sugar baby y estás rugiendo… Súbele el volumen a esa canción de Dua Lipa que te encanta y que comience la cacería. Grrr! 

*Mother/Mom/Mama I’d Like to Fuck