Responso de incrédulos

Desde sus laboratorios quiméricos del bío-terror elaboraron sus menjunjes con “crisper technology” y “gain of function”, ya contaban en el 2016 con el SARS COV-2. 

Quién hubiera creído que estaríamos encerrados en “lockdown” por dos años.

Durante este tiempo, los que nos gobiernan, por ejemplo, se les ocurrió, supuestamente y que por motivos de salud pública, cerrar miles y miles de pequeños negocios, permitiendo solo que los “mega box stores” calificados como “negocios esenciales” operaran normalmente. Desde entonces miles de pequeños negocios han quebrado, y si no me creen miren a la ruina de la industria culinaria y hospitalaria en NYC post Covid. La narrativa de estado anunciada por la TV y los medios dinosaurios pedalean su sarta de diatribas.

¿Quién cree que La Nación es de sus ciudadanos y para sus ciudadanos y no de la tiranía de los carteles plutocráticos que se las viven de lujo? 

Vivimos gobernados por versiones nuevas de las viejas formas feudales, con hombres fuertes y minorías elitistas que narran los hechos y gobiernan con fuerza. Solo que esta fuerza, hoy, cuenta con la Inteligencia Artificial y el «Cyber-Estado». Tal y como en esa época, quieren ellos, cercenar nuestro libre desplazamiento. 

Y son ellos los primeros que han perdido credibilidad a la luz de la pandemia del 2019, que resulta ser más que todo una colosal farsa y no peor que un mal resfriado, con la finalidad de provocar la agenda de control con sus pasaportes médicos y el crédito social chino que se pretende implantar a juro.

Porque hay algunos que no creen que fue pandemia…

Y dejó de ser creencia, a la luz de muchos hechos, el virus salió del «Wuhan Bio Terror Lab». 

¿O es que aún no creen?

¿Y quién cree que hacía falta una vacuna, cuando la mortandad del Covid es del 0,1% y prácticamente inexistente entre los menores?

¿Y quién aún piensa que estas vacunas son eficaces y seguras? 

Se supo recientemente la lista de efectos adversos y son alrededor de mil doscientos noventa y uno. 

¿Y quién cree que una mascarilla mal encarada te proteja de nada, el virus es 1000 veces más pequeño que las fibras en la tela, y más bien las máscaras son un cultivo de patógenos y da neumonía bacteriológica, además por supuesto de la deshumanización que simbolizan y entre otras cosas la Hipoxia e Hipercapnia qué le producen al usuario?

Claro, como los medios nos vendieron el pánico y como solución estaba esto.

¿Pero y quién cree aún en los medios de comunicación tradicionales después del «menticidio» impuesto desde sus casas de mentiras propagandísticas muy bien engrasadas por financistas fármacos?

¿Cómo creer en los médicos que nos apuraron como ganado a vacunarnos con este experimento nano-transgénico que ni es eficaz, ni es seguro, ni está probado bajo toda duda?

¿Y quién cree que los verificadores de información son en verdad factuales y no más bien barreras correctoras que censuran y ocultan las verdaderas verdades escondidas?

¿Quién cree en las instituciones académicas que empujan agendas antinatura con ideologías Neo-culturales que niegan lo más fundamental de nuestra genética?

¿Quién aún no cree que estamos ya en la tiranía «cyber-médica» que nos vigila sigilosamente?

¿Quién puede creer en las iglesias plagadas de pedófilos y con pastores cobardes que no se enfrentaron a el robo de nuestra libertad de congregar y venerar nuestros Santos?

¿Quién cree en la policía y el gobierno si encarcelan y torturan a uno de los pocos pastores que los ha denunciado, el honorable pastor Artur Pawloswki?

¿Quién cree en los políticos y sus burócratas y quién cree en la trasparencia del sistema electoral?

¿Quién cree que los políticos representan nuestros intereses y no más bien los de ellos, cual tentáculo de hidra que se engulle el tesoro público? 

Y cómo hacer para redescubrir la honestidad y el respeto en el acuerdo social. Y como base de ese acuerdo debería estar el intercambio de confianzas. Y qué es el dinero, sino la confianza en un medio de intercambio.

¿Quién cree en la moneda fiat derivada del préstamo por interés generado, que produce a cambio la esclavitud del que la debe?

¿Quién cree en los Bancos ahora que cierran las cuentas de camioneros por la libertad en Ottawa?

¿Quién cree en las Cortes cuando han sido secuestradas por agentes del Cabal Globalista? 

¿Quién cree en las farmacéuticas que sabían de antemano que sus vacunas producirían una letanía de efectos secundarios, incluyendo Miocarditis, VAIDS y Cáncer?

¿Quién cree en las agencias regulatorias cuando permiten que nuestros hijos se vacunen con la vacuna récord de mayor mortandad en la historia de todas las vacunas?

¿Quién cree en las autoridades científicas cuando protegen patentes del 2016 que ahora aparecen misteriosamente en el genoma del SARS COV-2?

¿Quién cree en la justicia cuando las farmacéuticas no pueden ser demandadas por daños?

¿Quién cree en la soberanía si no existen fronteras robustas?

¿Quién cree en sí mismo si somos más bien producto de nuestras culturas, el lenguaje y décadas de programación televisiva?

Pues si nadie cree en nada, no existe acuerdo social y más bien nos transmutamos en jungla.

¿Quién cree que la guerra y sus ejércitos no son una aberración y por supuesto nuestra peor expresión, vestigio de la adolescencia ruin? 

¿Quién no cree que en estas guerras se mueven los intereses de tiranías truhanes y más bien son un enroque de poder?

¿Quién cree que vendrá el Cristo redentor a salvarnos?

Y cómo no creer en la Justicia Divina que pondrá orden ante tanto asesino, que nos ayudará a cerrar todos los laboratorios de bioterrorismo. 

¿Cómo es posible que se permita tal monstruosidad y se perpetúen los chacales de la guerra? 

¿Quién cree que esto llegará a su fin? 

Porque el creer, solo por creer, es propio de ignorantes. Yo prefiero consultar con la verdad misma, objeto del método científico, y no la de esta ciencia con las que nos mintieron los organismos de salud. Científico como el último estudio de la Universidad de Lund en Suecia que comprueba que el retrovirus presente en la vacuna entra en el núcleo de la célula y modifica su expresión genética.

¿Será esto entonces en verdad cierto?

… no creo.

Lo más objetivamente posible, en el sano juicio. Llamémoslo “sano objetivismo.” Usando una verdad que nos permita ver, a ciencia cierta, qué hay detrás de tanta patraña. Y no es el acto de creer, basado en fe ciega y servidumbre total ante los mandados del estado paternal, que reescribe nuestro diccionario de costumbres. 

Porque el creer es de confiados. Confiar en las autoridades que pretenden regir nuestros destinos. Confiar en las instituciones, los castillos de marfil que más parecen hoy castillos de cristal a punto de estallar en granizado. No sé tú, pero yo no confío en nada. Nos miraremos entre familias, vecindarios y urbanizaciones. A ver qué hay de común entre nosotros.

¿A ver quién es el primero que va a creer en el prójimo? ¿A ver quién es el primero que va a delegar la confianza de su salud y bienestar a otro que se hace pasar por “Autoridad Médica”? Estos últimos tendrán que consultar con sus conciencias y juramento hipocrático de no hacer el mal, y que lo digan los billones de seres terrestres que obedientemente consintieron a los que se les dijo, hipnotizados por las cabezas parlantes de los informativos, en histérica misiva saltaron en unísono al vacío, sus cuerpos inoculados mutando patentes transgénicas y nanotecnología que hackea sus mentes. 

¿Creen ustedes que no es cierto?, pues no me crean a mí y hagan su tarea, la diligencia misma que todos nos debemos. Con mentes amplias sí, pero sin creer hasta no ser probado lo contrario. Sobre todo si se trata de un tratamiento genético experimental sin estudio. Sobre todo si se trata de eliminar nuestras libertades y derechos, el derecho al consentimiento informado, el derecho a ser dueños de nuestros cuerpos y lo que se hace con ellos, esta es la libertad principal del hombre, de ella devengan las otras. Por esta hubo tribunales en Núremberg. Los criminales nazis y sus médicos del horror fueron procesados como ejemplo a perdurar por los siglos.

Que no se nos olvide, aquel genocidio, ni el que ahora ocurre.

No vale, no exageres, ¿tú crees?

¿No será más bien otra teoría de esas conspirativas?

Sí, claro mis amigos, no se fíen y sigan creyendo.

Que en paz descanse nuestro difunto y que Dios os cuide, terminó diciendo aquel siniestro personaje, supuestamente un vecino de antaño, muy elegante y de luto.

https://carloscuellarbrown.wixsite.com/author

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