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Por Jason Maldonado.

¿Qué pasaría si un buen día usted deja que unos dados decidan su cotidianidad? Por ejemplo, para irse a trabajar y después de asignar a cada número la acción a tomar, la respuesta obtenida es un “No” vayas al trabajo, y por tanto, como una orden inviolable, usted se queda en  casa sin importar lo que pase. Esto es lo que sucede en El hombre de los dados de Luke Rhinehart, protagonista de la novela y pseudónimo de George Cockcroft.

En un tono casi autobiográfico, pero desde la ficción, Luke, un reconocido psiquiatra que llega hasta el hastío de su comodidad y buena vida, decide arriesgarse creando esa absurda práctica para el supuesto beneficio de sí mismo y el de sus pacientes. ¿Qué sucede? Pues todo deviene en caos y en una obvia anarquía.

El ejemplo anterior es una tontería, pues serán los dados quienes decidirán a futuro si tomará alcohol o no; si violará o no; si golpeará o no a cualquier extraño; si abandonará o no a su familia y, no podía faltar, si matará o no. Dentro de tan pintorescas situaciones una de la que más destaca es cuando los dados, nunca el personaje, dictamina que debe sacar a más de treinta internos de un psiquiátrico para llevarlos a ver el musical “Hair”, lo que trajo como consecuencia “la mayor fuga masiva de la historia de los sanatorios de Nueva York”. Con cada reto que le imponen los dados, Luke se va transformando en función de cada una de las acciones que debe realizar, pero lo mejor de todo, es cómo logra convencer a pacientes y colegas sobre su novedosa estrategia para cambiar sus vidas de manera radical.

Su esposa, hijos, amigos y colegas piensan que se está volviendo loco, pero Luke defiende a capa y espada su curiosa práctica a través de unos diálogos maravillosos que tras cada página se van presentando. Aunque tuviera claro que “los dados pueden mostrar un juicio casi tan pobre como el de una persona”, éste no cesa en hacer cada vez más locuras (culpa de los dados, recuerden) que lo llevan al punto de ser juzgado por sus superiores. ¿Y cuál es el veredicto? Es un momento espléndido que no revelaré. Pero también hay situaciones de lucidez como esta: “un hombre no se hará amigo de su carcelero por el mero hecho de que éste lo haya liberado, pues la libertad no se concede, es algo que está ya merecido de antemano”, y en busca de esa felicidad cae en esa rebeldía caótica, tanto él como esas sectas que se formaron gracias al azar que traen los dados.

Porque su deseo más profundo era “convertir en normal, deseable, bueno y gratificante lo que, hasta entonces, había parecido anormal, indeseable, perverso e ingrato”. Drogas, sexo, locura, violencia, se hallan en este libro, apto para lectores atrevidos que no se conforman con poco.  El hombre de los dados fue publicado en 1971 y llegó a convertirse en un libro de culto.

 

Los invito a conocer una de las obras de George Cockroft, quien lleva su vida literaria con un toque de misterio a lo Salinger o Pynchon. Piénselo por un instante, convertirse en una persona de seis caras no debe ser sencillo, ya que “el secreto del éxito en la vida según los dados es ser una marioneta en sus manos”.

Fun fact: vean los capítulos de Big Bang Theory en donde Sheldon deja a la suerte de los dados la posibilidad de ir al baño o no, de afeitarse o no, o de tener sexo con Amy o no.

Jason Maldonado
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Licenciado en Letras y escritor.

Columnista en The Wynwood Times:
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