loader image

Por Ronny Garcés

Dos años sin sentir tu olor, duelen en el alma y abren surcos en las entrañas. No es fácil estar por mi lado queriendo estar contigo, aunque muchos me digan loco. Extrañarte se ha vuelto el pan nuestro de cada día y la frase de rutina. He intentado buscar lo que siento contigo en otro lado y ha sido realmente imposible. Nada se compara a lo nuestro. Nada me llena tanto como tú. No puedo negar que a veces es mucho más fácil olvidarte e intentar comenzar de cero, a ver si logro sentir nuevamente esas mariposas en el estómago cuando te recorría. No puedo negar que disfruto esta nueva vida, pero te anhelo todos los días y tengo la esperanza de en algún momento construir un “nosotros eterno”.

Son veinticuatro meses que parecen una cadena perpetua. Sueño con volverte a tener, volverte a ver, volver a disfrutarte. Seguir cosechando momentos, recuerdos, alegrías, tristezas y hasta sinsabores. Te conozco de principio a fin. Disfruto cuando con nostalgia digo tu nombre. Disfruto más cuando me preguntan por lo nuestro y debo describirte. Tengo la certeza de que soy capaz de dejarlo todo en un instante por volver a ti. Es que soy capaz de abandonar todo e irme a tus brazos sin importarme dejar la comodidad actual, sin importarme comenzar de nuevo, sin importarme el que dirán, sin importarme los comentarios.

Setecientos treinta días de habernos separado queman el corazón y es una llama que siempre se mantiene viva. Te recuerdo bonita, radiante, sutil. Recuerdo que tienes la facilidad de ser elegante, atrevida, modesta, divertida, casual, formal y admirable. También te recuerdo difícil, bipolar y a veces hasta invivible, pero adictiva. Es una mezcla de sentimientos que nadie entiende, muchos me critican. Es sentir gozo en las torturas. Es disfrutar el carbón encendido que recorre mi cuerpo. Es saborear la cachetada que me dabas de vez en cuando. Es entender que no todo es perfecto aun cuando tú estas muy cerca de serlo.

Son diecisiete mil quinientos veinte minutos que he sobrevivido en cámara lenta. Veo tus fotos y te recuerdo con añoranza. Te recuerdo con ilusión, con amor y con muchas sonrisas. En mis pensamientos siempre estás y cuándo alguien me pregunta por lo nuestro, se desata una avalancha de momentos, historias juntos, anécdotas, chistes y vivencias. Disculpa porque a veces también cuento tus cosas malas. También cuento ese día que me di cuenta que no podíamos seguir juntos. También cuento esa noche que tomamos la decisión de tomar rumbos diferentes. Pero te juro que sólo le dedico pocos segundos del millón cincuenta y un mil doscientos que tenemos separados.

Espero poder vernos pronto. Darnos cuenta que hemos aprendido el uno sin el otro. Espero que podamos amarnos hasta el infinito y más allá. Contemplar nuestro Ávila abrazados. Sentir juntos el olor del amanecer. Hacernos el amor a diario. Construir nuevas historias que engrandezcan el alma, historias que alimenten 20 álbumes nuevos de fotos. Construir un futuro mejor inseparable y así vivir felices un “Nosotros” que sea eterno.

Te amo, Caracas. Hoy cumplo dos años a 1.367 millas de distancia.

The Wynwood Times
 > Artículos recientes

Por The Wynwood Times