loader image

Por Carlos Enrique Márquez.

Una vez introducida en la primera parte del especial del cine de los 80’s la importancia que tuvo esta década de color y diversión para la industria, y que repasáramos el contexto social y cultural de aquellos años, retomaremos el  recorrido con la segunda parte del especial que, como se mencionó en el artículo anterior, abarcará dos géneros prolíficos: El terror y el musical.

El séptimo arte estuvo muy influenciado por la corriente teenager de los años 80’s, cuyos elementos principales eran el sexo desenfadado, las discotecas, los atuendos y la inocencia de muchos jóvenes que perseguían era la materialización de sus sueños.

En contrapartida, era muy común que los grupos sociales se dividieran entre los “Populares” y los marginados o, como se les conoce popularmente, los “Nerds”. Precisamente, esta tendencia propia del highschool estadounidense estuvo representada en los dos géneros cinematográficos que exploraremos: El cine de terror y los musicales de los años ochenta.

El surgimiento de los grandes iconos del terror juvenil

A pesar de que Norman Bates, el primer psycho killer del mundo del cine debutó en pantalla grande dos décadas antes en la legendaria película Psycho (Dirección: Alfred Hitchcock, 1960) y que tuvimos otros precedentes de gran relevancia como lo fueron Leatherface en The Texas Chainsaw Massacre (Dirección: Tobbe Hopper, 1974) y Michael Myers en Halloween (Dirección: John Carpenter, 1978), no fue sino hasta la llegada de la octava década del siglo XX cuando surgieron los máximos íconos del terror moderno.

Muerte en Crystal Lake

Quien tuvo el dudoso honor de iniciar con el carnaval de sangre de jóvenes libidinosos e indefensos fue el monstruo Jason Voorhees en la legendaria cinta de terror Friday the 13th (Dirección: Sean S. Cunningham, 1980).

Pese a que se revela, en la primera entrega de la saga, que la asesina en realidad era su madre Pamela motivada por la sed de venganza en contra de los jóvenes cuidadores del campamento Crystal Lake que, años atrás y por descuido (Principalmente por tener sexo casual) habían dejado ahogar a su hijo pequeño en el lago; podemos considerar esta obra como el debut de Jason en la gran pantalla.

Luego se sucedieron incontables secuelas de esta saga irregular, pero la más recordada  es la tercera parte de la misma, en la que Jason mata a un joven y le roba la máscara de hockey que, a la postre, se convertiría en su máximo símbolo de identidad. A continuación, les dejo la escena para su visionado.

Terror en la Antártida

En este histórico repaso no podemos obviar otro clásico del terror que quizás no sea demasiado conocido entre las masas, pero la verdad es que es una obra digna de estudio especialmente a nivel de dirección y atmósfera. Hablamos de The thing (Dirección: John Carpenter, 1982), que nos narra la historia de un equipo de rescate en la lejana Antártida que debe enfrentar a un organismo extraterrestre que usurpa la forma física de su huésped con el único propósito de derramar sangre por doquier.

Kurt Russel, actor fetiche de Carpenter en aquellos años, brinda una interpretación demoledora, que refleja la zozobra que vive su personaje junto a cada integrante del equipo, el temor a lo desconocido y el peligro acechante.

Otro punto a destacar de “La cosa” es su banda sonora compuesta por el maestro Ennio Morricone.

 

El libro de los muertos revive los espíritus del mal

Una saga muy especial en nuestro repaso al cine de terror de los 80’s y que debe mencionarse es Evil Dead (Dirección: Sam Raimi, 1982), ópera prima del director que 20 años después nos regalaría la primera trilogía de Spider-man.

El irrisorio presupuesto utilizado para filmar la película no se corresponde con la calidad de la misma y, sobre todo, con el miedo que pasas al verla.

Las alocadas transformaciones de los protagonistas en voraces demonios son dignas de ver, así como las batallas que el héroe emprende para derrotarlos. Lo más increíble es que prácticamente la totalidad de la acción está filmada en una pequeña cabaña.

Evil Dead –o Posesión infernal, como es conocida en otros países– se estrenó en muy pocas salas en Estados Unidos, pero con los años alcanzó un status de culto. En 2013 se estrenó un remake dirigido por el uruguayo Fede Álvarez que resultó inferior al producto original.

Si duermes, tu pesadilla se convierte en realidad

El año 1984 fue clave en el cine de terror de la cultura universal, ya que se estrenó una saga de culto que hoy en día cuenta con una amplia legión de fans. Hablamos de A nightmare on Elm Street (Dirección: Wes Craven).

El desaparecido director Wes Craven se inspiró en un vagabundo que merodeaba cerca de su casa cuando este era pequeño de forma misteriosa para crear el aspecto del máximo némesis de los niños y padres de la ficticia calle Elm: Fred Krueger.

Quienes vieron la primera parte de la saga estrenada en 1984, la describieron de esta manera: “Es como estar viendo una pesadilla”. Y es que no es para menos, ya que los niveles de gore y terror de la cinta fueron inusuales para la época.

El argumento trataba sobre un hombre de rostro quemado, cuchillas como dedos, aspecto andrajoso y un sombrero, que atacaba a jóvenes mientras estos dormían. Lo hacía, literalmente, en los sueños, por lo cual la película mantenía al espectador en una tensión sin freno; ya que empatizaban con los personajes que simplemente evitaban dormir para no morir.

La saga de A nightmare on Elm Street es una de las más populares de la cultura contemporánea en lo que respecta al cine de terror, gracias a su protagonista y a las bizarras formas en las que este acababa con sus víctimas.

Luego del éxito de la primera parte que, costando menos de 2 millones de dólares, recaudó 25 a nivel mundial, las secuelas fueron llegando. En mi opinión, de todas ellas, la que más vale la pena es la tercera parte A nightmare on Elm Street: Dream Warriors (Dirección: Chuck Russel, 1987) en la que éramos testigos de la aparente muerte de Freddy.

Como dato curioso, el ahora mundialmente reconocido actor –y con merecimiento– Johnny Deep, tuvo sus primeros pasos en el cine en la primera parte de la saga, tomando el rol del novio de Nancy, la protagonista de la historia. Disfruten de una de sus escenas más recordadas en este film.

El muñeco diabólico entró en acción en 1988

A finales de los 80’s se estrenó otra película que marcó una generación y, por lo menos a mí, me aterrorizó. El film Childs Play (Dirección, Tom Holland, 1988) causó gran impacto sobre todo por su argumento: ¿Cómo es posible que un inocente objeto como un muñeco albergue el alma de un letal asesino serial?

Sí, esta enrevesada idea sostenía el guion de la película que nos presentó al muñeco Good Guy, el regalo perfecto que todo niño quería y aparecía en la televisión pero que, por cosas del destino, uno de sus prototipos fue utilizado por el asesino Charles Lee Ray para, mediante un ritual de Voo Doo, transferir su alma al inocente amiguito antes de morir.

La película fue un gran éxito aquel año y, como no puede ser de otra manera, activó la maquinaria de Hollywood para filmar muchas secuelas que resultaron divertidas en su mayoría.

A continuación, comparto la secuencia más recordada del film… ¡Chucky habla sin batería y será tu amigo hasta el final!

El recorrido podría continuar por muchas líneas más, sin embargo  haré unas menciones honoríficas para que las tengas en cuenta en tus próximas sesiones de cine: The changeling (Dirección; Peter Merak, 1980), Poltergeist (Dirección: Tobe Hooper, 1982), The entity (Dirección: Sidney J. Fury, 1982) y The fly (Dirección: David Cronenberg, 1986).

Los musicales hicieron soñar a las generaciones

Después de tantos sesos, sangre y destrucción, es momento de repasar un género mucho más optimista: Los musicales de los años 80. Este fue muy prolífico en aquellos años, teniendo a jóvenes entusiastas como protagonistas, quienes buscaban cumplir sus sueños al ritmo de la música.

Me centraré en tres películas que son las más recordadas y que mayor cariño despiertan en el público: Flashdance (Dirección: Adrian Lyne, 1983), Footloose (Dirección: Herbert Ross, 1984) y Dirty dancing (Dirección: Emile Ardolino, 1987).

Sobre la primera de ellas tenemos que mencionar que es la que, técnicamente, está mejor lograda a nivel de dirección, actuaciones y puesta en escena. Narra la historia de la joven Alex, cuyo sueño es convertirse en bailarina profesional, teniendo el talento para ello más no los recursos.

Alex trabaja como soldadora en una fábrica y por las noches baila en un cabaret, actividad que comparte con sus amigas. Ella es rebelde, orgullosa y quiere conseguir el éxito por sí misma. La banda sonora de la película contiene temas que son verdaderos clásicos de la época como What a feeling de Irene Cara, Maniac de Michael Sembello y I love rock and roll de Joan Jett.

Poderoso a nivel fotográfico y en su mensaje, la cinta es el vivo ejemplo de que, luchando y sin desistir, las personas pueden alcanzar sus sueños, pero también pueden encontrar el amargo fracaso si los embarga la mediocridad.

Flashdance obtuvo el Oscar a la mejor canción en la ceremonia de los Premios de la Academia en 1984, convirtiéndose en film de culto instantáneamente. Les dejo una de sus secuencias más célebres, el calentamiento de Alex con su mascota mirándola desde las sombras.

Por su parte, Footloose, protagonizada por un imberbe Kevin Bacon, representa el ímpetu de la juventud en edad de secundaria, que lucha contra las autoridades locales para reivindicar el derecho a la libre expresión a través del rock.

En esa misma línea tenemos Dirty Dancing, film en el que participa el fallecido actor Patrick Swayze, que también fue galardonada con el Oscar a la mejor canción, por el tema The time of my life.

Hasta aquí este repaso por los géneros de terror y musical de la maravillosa década de los 80 ¿Recuerdas otros films que quisieras agregar? ¡El debate está abierto!

No te pierdas en unos días la última parte (tercera) de este infinito viaje.

The Wynwood Times
 > Artículos recientes

Por The Wynwood Times