Con la mayor propiedad, y habiendo presenciado el cierre de la franquicia, puedo dar una opinión fidedigna de lo que ha sido la apuesta de Disney por revivir la saga Star Wars
Por Carlos Enrique Márquez.
Con el reciente estreno de la última parte de la nueva trilogía de Star Wars producida por el imperio Disney, propietario de los derechos creativos y de distribución de la saga galáctica desde hace siete años, se cierra el telón a una controvertida y disparatada etapa del estudio.
Star Wars episode IX: Rise of Skywalker (Dirección: J.J Abrahams, 2019) ha dividido opiniones de crítica y público, ya que, por una parte, un sector de la audiencia considera el cierre digno, mientras que otro segmento (mayoritario) cree que esta película recurre al más descarado fan service para complacer a los nostálgicos de las antiguas cintas.
Si nos remitimos a las estadísticas de la web especializada Rotten Tomatoes, el episodio IX tiene apenas un 55% de aprobación de los críticos, con base a 425 reviews, la más baja de las últimas 3 cintas de la saga principal (cabe destacar que en aprobación del público, quien tiene el puntaje más bajo es Star Wars episode VIII: The last Jedi (Dirección Ryan Johnson, 2017).
Ahora, al rastrear opiniones generales en internet, tanto de crítica como de público, lo que es más claro que el agua es que la nueva apuesta del estudio del ratón Mickey ha sido muy irregular, con cambios de directores y guionistas prácticamente en todas sus entregas.
Y es que desde el estreno de Star Wars – Episodio VII: The force awakens (Dirección: J.J Abrahams, 2015) la polémica ha estado presente, ya que muchos fans han criticado la falta de ideas de la nueva Lucas Films, comandada por la productora Kathleen Kennedy, mandamás del proyecto.
La tendencia ha sido recurrir a fórmulas vistas en anteriores entregas, especialmente los primeros tres episodios (Que en orden cronológico son el IV, V y VI) con el propósito de contentar a los fans de las antiguas, quienes han pedido ver en acción a los clásicos Luke, Leia, Han, C3PO, R2D2, Lando Calrissian y pare de contar, interactuando con nuevos villanos y aliados.
El problema es, desde mi punto de vista, que la forma de introducirlos en esta nueva trama ha sido muy irregular; recurriendo a constantes deus ex machina para justificar los giros argumentales y apariciones en formas de hologramas y muchas veces ridículas (véase la intervención del maestro Skywalker en el episodio VIII).
De los personajes que se han sumado, como los héroes Rey, Poe Dameron, Finn, Rose y los villanos Kylo Ren, Hux e incluso, para sorpresa de todos, el Emperador Palpatine, se ha intentado justificar su presencia basándose en clichés propios de la saga, con lo cual es inevitable pensar al ver la última entrega, que estás observando las películas antiguas con diferente empaque.
Resulta increíble que, al contrario de responder convincente y lógicamente las preguntas que los fans se han planteado desde el inicio, se generan incluso más dudas que certezas. Por ejemplo, el descabellado origen de la protagonista Rey, la reaparición de Palpatine como el villano a vencer o el entrenamiento Jedi al cual fue sometida la princesa Leia Organa (de esta manera justifican por qué pudo flotar en el espacio utilizando La Fuerza) por parte de su hermano Luke.
Pese al trabajo de John Williams, compositor de la saga en su totalidad, y del guionista Lawrence Kasdan en una de las secuelas, nos queda la sensación de que argumentalmente la nueva trilogía es un refrito descarado, que no aporta nada nuevo al universo; por el contrario, ha desdeñado la grandeza de muchos de sus personajes.
No podemos decir lo mismo de los spin-off Rogue One: A Star Wars Story (Dirección: Gareth Edwards, 2016) y Solo (Dirección Ron Howard, 2018), los cuales, pese a no formar parte de la historia principal, han sabido plasmar y recuperar el espíritu de este infinito universo de aventuras, mundos y personajes inolvidables.
La simpleza de los guiones de esta nueva trilogía, donde se limitan a ir del punto A al B, muriendo personajes clave en el camino y revelándose las típicas sorpresas de “Este es hijo de tal”, es alarmante. Así, queda la sensación de que todo ha formado parte de una maquinaria de explotación comercial que, por ahora, no parece que vaya a terminar.
De hecho, Disney planea lanzar películas y series de Star Wars cada año, tanto en la gran pantalla como en la nueva plataforma Disney Plus. Ya se ha estrenado The Mandalorian (Dirección: John Favreau, 2019) con buena receptividad del público y, en el futuro, está prevista la salida de la serie que contará las aventuras del maestro Obi-Wan-Kenobi, que será protagonizada por Ewan McGregor, actor que lo encarnó en las precuelas de George Lucas.
Como espectadores, no podremos rehusarnos a asistir al cine o a suscribirnos a las plataformas pagas para continuar siendo testigos de lo que Disney nos quiere vender, pero, de ser necesario, seguiremos diciendo la verdad.
En mi opinión, es una sola: La nueva trilogía de la epopeya galáctica que ha marcado a generaciones y tiene una legión de fans en todo el mundo, ha sido un FRACASO.
IG: @calique89
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