Fusionar las artes plásticas con la música, el color con el sonido, incluso fragancias para crear un efecto sinestésico en el espectador, es el objetivo de la obra del artista Elvis Joan Suárez.

Este compositor caraqueño se autodefine como un artista cinético-musical, pues su obra se encuentra dirigida a la investigación del color y del sonido apegada a la sinestesia, así como también a la influencia del Cinetismo Venezolano, de la técnica contrapuntística y la composición musical Avant-Garde, además de un eclecticismo que lo lleva a sintetizar varias tendencias entre ellas: Música Medieval, Música Renacentista, el Arqueómetro, el “Modulor” de Le Corbusier, Serialismo Musical, Teoría Sinestésica de Alexander Scriabin, y la construcción de los jardines Zen.

Pero dejemos que sea el mismo Joan quien nos cuente sobre lo que más le apasiona.

¿Cómo describirías el arte que realizas?

 NeoCinetismo Musical, fusiono la música  y el arte materializado como  obra plástica, destacándose el Cinetismo como un original concepto de crear música y plasmarlo en el lienzo, madera, metal, papel, donde cada color es un sonido, cada forma son las líneas que sostienen en el fondo las notas musicales, creando espacios vivos, espacios sinestésicos.

He sido bombardeado de alguna manera por los maestros del Cinetismo y de los compositores Avant-Garde de la escuela norteamericana, pero para mí ha sido necesario ir más allá, y más allá significa en la plástica dos nociones nuevas: el sonido y la interpretación musical; por ello, uno de los objetivos principales de mis obras es que el público pueda disfrutar de una partitura musical cinética, de una obra que pueda escuchar y que pueda ver, es decir acercar más al público a la abstracción del lenguaje musical, que la obra musical no quede engavetada en un archivo, sino darle vida para que pueda ser observada y escuchada en un museo, en  un ateneo, en la calle, sitios públicos. Además, busco que el observador de la obra tenga una experiencia sinestésica, a través del color y los tubos sonoros que coloco en mis obras. Que los que van a un concierto de mis obras puedan también apreciar a través de una proyección las partituras, y que no es una partitura común.

¿Qué te inspira a la hora de crear? 

El hecho sonoro cada artista lo percibe de manera distinta, cada sonido tiene su psicología, ya los griegos, los egipcios y sobre todo en Mesopotamia habían experimentado con  todo esto. Cuando tendría unos 7 años comienzo a pensar que los objetos que me rodeaban tenían una vibración sonora, su color y hasta su fragancia. Recuerdo también que viendo las obras de los maestros cinéticos venezolanos, me preguntaba si podrían tener sonido, porque yo escuchaba estas obras a mi manera.

Cada artista podría tener su tabla sinestésica, de repente podrían concordar en algún sonido o color, se decía que Mozart y Beethoven, cuando componían veían colores,  Rimsky-Korsakov y Scriabin también podían hacerlo y comenzaron a unificar sus experimentos y a realizar sus propios alfabetos de sonido-Color.

Ya el romanticismo musical comienza a ser la armonía más íntima, más dada a la personalidad del compositor y surge un compositor como Robert  Schumann quien escribiría una decena de canciones alemanas “Lied”, Schumann describe cada metáfora o cada palabra con un acorde, es como si dibujara un paisaje. Su música es muy sinestésica, al igual que la música de Toru Takemitsu donde nos proyecta los paisajes japoneses, sus jardines, sus aves.

Cuando componía música pura, no sentía lo mismo que cuando lo hago en unión con la plástica, siento cierto estado de inspiración especial, que no lo logro con la música en sí, es un estado de felicidad y de júbilo, que no podría explicar, casi que místico o religioso.

¿Cómo es tu proceso creativo? 

Mis obras en algunas ocasiones parten de una melodía con algún tipo de inspiración histórica, ya sea renacentista o contemporánea. Comienzo a hilvanar otras melodías, a través de una de las técnicas más importantes de la música como lo es el contrapunto y de allí surgen las obras que llamo “Counterpoint”, en otras ocasiones es el material plástico el que me sugiere qué hacer, por ejemplo alambres, lienzo, las pinturas o también el papel. Otra manera de trabajar es como lo han hecho clásicamente los compositores a través del tiempo, sentado en un mesón, con papel pentagramado, mi motivo de inspiración es una figura geométrica plana, mido más o menos cómo voy a ubicar a los intérpretes o músicos en medida, es decir en metros, de allí sale una nota por ejemplo (DO) y de allí parto a realizar una partitura gráfica, que debe proyectarse de forma multimedia y después hago algunas pruebas de sonido a través de un software de música, de allí lo que queda es el ensayo con los intérpretes, colocar la partitura u obra a la vista del público. Recientemente en Junio del 2019 se estrenó mi obra “Delta Sydney”, obra en la que participaron 50 guitarristas  de varias parte de Australia se ubicaron en forma de triángulo y mientras interpretaban la obra se proyectaban imágenes que había escogido de dicha ciudad, con colores alusivos al entorno citadino, esto es parte de un proyecto que quiero realizar: un Delta para cada ciudad del mundo.

A continuación una muestra del arte de Elvis Joan Suárez: