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A la sombra de un Castaño

A la sombra de un Castaño

Papá solía llevarnos a Maracay al menos dos o tres veces al año. Éramos chicos y nos encantaba visitar el zoológico. Era una maravilla ser recibido por aquel elefante que se me antojaba gigantesco y la enorme cantidad de animales exóticos que causaba asombro en el...