Mundo Bullying
Por Dra. Audrey Prieto
No eres lo suficientemente inteligente…No eres lo suficientemente alto…No eres lo suficientemente flaca…No eres lo suficientemente bonita…No eres lo suficientemente…
Según UNICEF (Nueva York, 2014) a nivel mundial 1 de cada 3 adolescentes entre 13 y 15 años de edad son víctimas de acoso en la escuela, y por lo menos 1/3 de los estudiantes entre 11 y 15 años en Europa y Estados Unidos han reportado algún tipo de bullying en su centro de estudios.
Pero ¿Qué es el bullying? Es el acoso o agresión de parte de una o varias personas para ejercer poder sobre otra. Esta hostilidad puede ser verbal (descalificaciones, amenazas, insultos), física (golpes, empujones, sometimientos) y hasta cibernética (exposición de imágenes, rumores).
Esta dinámica del bullying suele ser muy dolorosa y humillante para el individuo acosado, en la mayoría de los casos, niños y adolescentes. Según el Centro para el Control de Enfermedades de los Estados Unidos el bullying genera bajos niveles de autoestima en el joven, inseguridad, bajo rendimiento académico y hasta deserción escolar, insomnio, depresión y en los últimos años el suicidio ha generado alarmantes alertas.
Casos recientes como el de Bethany Thompson (Noviembre, 2016) deben llamar altamente nuestra atención y compromiso. Una pequeña norteamericana de 11 años de edad sobreviviente de cáncer, pero que no soportó un día más de burlas de sus compañeros de escuela acerca de su apariencia física, consecuencia de la secuela de su nefasta enfermedad llegando a quitarse la vida.
La sociedad en la que estamos viviendo, nos envía constantemente y de manera consciente o inconsciente, mensajes acerca de nuestra ¨belleza¨ física e intelectual, siendo muchas veces nosotros mismos culpables de tan absurdos estereotipos. La mayoría de los casos de bullying se dan cuando la persona presenta alguna característica, física o intelectual, que lo hace “distinto” al resto del grupo. Altura, peso, color de piel, tendencia sexual, religión, carácter, nacionalidad…
Como padres y maestros debemos fortalecer la personalidad de los niños desde muy temprana edad; somos los primeros que debemos cuidar los mensajes que les enviamos. Mensajes cargados de valor, crédito y aliento son necesarios para crecer sanos y con alta autoestima. Esto ayudará en la pubertad y la adolescencia a otorgarle el valor justo a las situaciones y a las personas, evitando ser dominados y manipulados por todo aquello que me permitirá ¨ser aceptado¨ en el entorno en el que me encuentre.
No todos los jóvenes son iguales. Hay jóvenes que son mucho más propensos que otros a necesitar la aprobación del grupo, del amigo, del adulto, de la sociedad… inclusive en un mismo entorno familiar hay hijos más independientes y con personalidades más sólidas y otros más introvertidos y enfocados en lo que otros piensan de ellos. Desconocer y desestimar el sentimiento de un joven cuando se siente ¨inferior” en un grupo es un grave error. Lo que para nosotros como adultos puede ser insignificante, para una persona mucho más joven puede ser un gran problema.
La idea no es sentirse devastado junto al muchacho y apuntalar ese sufrimiento, pero sí reconocer que algo está generando un mal sentimiento en su interior y que como padre o maestro es deber acompañarlo y ayudarlo para que supere la dificultad.
Una situación dolorosa la están viviendo en muchos países los niños y jóvenes inmigrantes. Tema que se encuentra en la palestra mundial.
UNICEF (Septiembre, 2016) en su publicación titulada “Casi 50 Millones de Niños Desarraigados en Todo el Mundo” reporta que además del sufrimiento de lo que implica para la mayoría dejar sus hogares y transitar por caminos inciertos padeciendo todo tipo de dificultades, hasta las inimaginables; cuando llegan a los países que los “acogen” y son insertados en el sistema escolar, estos niños son altamente acosados, discriminados y execrados. Y me pregunto ¿Cuál es el precio? ¿Qué generación de personas saldrá de todo esto? ¿Cómo podrán contribuir positivamente a nuestra sociedad en el futuro?
Hoy en día, se han aprovechado de las TIC –Tecnologías de Información y Comunicación- para darse otro tipo de acoso, es el llamado “ciberbullying” levantado de igual forma las alertas en grandes y chicos. En estudio de UNICEF (Junio, 2016) se reporta que 8 de cada 10 jóvenes de 18 años de edad expresan la posibilidad de estar en riesgo de recibir acoso de distinta índole a través de las redes sociales. Es así como detrás de ello otros nombres de adolescentes resaltan cuando se trata de este tipo de bullying; Felicia García y Amanda Todd de 15 años y Tyler Clementi de 18 años fueron jóvenes que no superaron la exposición y descrédito que les hiciesen sus pares a través del Internet. Me resulta difícil no pensar en ocasiones ¿Estoy yo viviendo en esta sociedad? ¿Son mis hijos parte de ella? ¿Qué nos está pasando? ¿Padres y maestros estamos preparados para darles la importancia justa al horror que algunas criaturas están padeciendo?
No puedo dejar de pensar en cómo ayudo y fortalezco a mi hijo o alumno para que no sea víctima de bullying, pero adicionalmente ¿Qué hay si mi hijo o hija es uno de esos terribles jóvenes que con satisfacción se burla y pisotea la autoestima de un compañero? Puede que haya una “historia” detrás de cada uno de ellos pero ¿Qué estoy haciendo para que no se conviertan en esos “monstruos”? También con estos muchachos hay que trabajar, y profundamente!!! Enseñarles desde pequeños que la diversidad es hermosa, que no todos somos iguales, que los seres humanos, TODOS, merecemos ser valorados y respetados. La intolerancia de las ideas y los falsos paradigmas de los estereotipos está causando estragos en nuestra juventud. A veces el entorno no nos favorece en nuestras intenciones educativas y formativas, pero no podemos darnos por vencidos ¿Nos involucramos?