Entrevista realizada por Rafael Baralt y Richard Rey.
Si hiciéramos un ranking sobre íconos del periodismo venezolano ella aparecería en todas las listas. Su carrera, que ya está por alcanzar cinco décadas, da fe de ello. Controversial, directa y provocadora. De personalidad avasallante. Dueña de una mirada felina y una voz embriagadora. Con una estampa que muchas envidiarían al entrar en los años vertiginosos. En ella el glamour va de la mano con la inteligencia. Es de esas personas con la capacidad de insultarte con tal elegancia que terminas sintiéndote halagado; diplomacia, lo llaman. Sin embargo, si la ocasión lo amerita no se lo piensa dos veces para decir las cosas sin pelos en la lengua, duélale a quien le duela.
Ha sido reportera, conductora de exitosos programas televisivos y hasta actriz de telenovela. Fue la pionera en hablar sobre el “Punto G” en televisión y también la primera en hacer que nos preguntásemos “¿Qué pasa Venezuela?” Pero sin duda el nicho donde se ha sentido más cómoda es la radio. Allí, usando su “artillería de oficio” mantuvo una posición honesta y crítica sobre el proceso político del país, mientras que “con cierta ligereza” le musicalizó el espíritu a muchos de sus seguidores con voces como las de Cesária Évora, Martirio e incluso Paquita la del Barrio. Su palabra puede leerse en prensa, como también en las redes sociales donde ha comenzado a triunfar como cualquier millennial.
Evidentemente hablamos de Marianella Salazar, Malula para sus íntimos y “La Eterna Irreverente” para todos.
RB – Eres una mujer polifacética, ¿con cuál de esas facetas te sientes más identificada?
MS – Con la del Periodista, porque ha sido mi formación y el trabajo en el que he invertido. En el 2019 voy a cumplir cincuenta años de ejercicio profesional. Yo misma me asombro, porque mantenerse vigente durante cincuenta años no es fácil. Hay mucha gente que irrumpe en el medio periodístico y luego salen y se dedican a otros oficios; pero en mi caso he sido consecuente y constante con mi trabajo en los medios de comunicación. Salvo el último año que ya por razones de política gubernamental cerraron la emisora y me apagaron los micrófonos.
RR – Siendo justamente una mujer de los medios de comunicación, ¿qué opinión te merece esta migración de dichos medios tradicionales hacia las redes sociales?
MS – Las redes son la salvación a un régimen dictatorial, por ejemplo. A la censura e incluso a la autocensura; hay gente que llega a esos extremos de autocensurarse. Pero las redes son la libertad total y libertinaje también, porque así como tú puedes expresarte con total autenticidad también observamos a través de las redes unas monstruosidades de difamaciones y campañas contra la gente, terribles. Pero en mi caso han sido la salvación. Yo he estado más de un año fuera de la radio e incluso tengo un apartheid en los medios audiovisuales que ha hecho muy difícil hasta la promoción de mi monólogo. Al preguntarme la razón pienso que es por miedo. La gente cree que yo me voy a aprovechar de un micrófono en la radio o de una pantalla de televisión para decir “abajo la dictadura” cuando lo único que yo he demostrado es que soy muy mala tumbando gobiernos.
RB – ¿Piensas que las redes sociales también son una forma de hacer periodismo?
MS – Pero claro que sí. A través de las redes tú puedes decir lo que quieras. Claro, existe gente presa por un “twitter”, pero lo que ocurre es que hay una línea que uno no puede traspasar y eso yo siempre lo he tenido muy claro.
RB – Marianella, tú has entrevistado a una gran cantidad de personajes y personalidades. ¿A quién piensas que te hubiera gustado o que te faltó por entrevistar?
MS – A muchísima gente, pero en específico no sé. Yo no tengo ningún tipo de frustración con respecto a ese tema de que “Ay, me hubiera encantado entrevistar a tal”. Ni tampoco soy de las que anda en la búsqueda de dar un “tubazo”. Yo he disfrutado el periodismo de una manera bastante ligera, si se quiere. Cuando he tenido un Presidente que hay que entrevistar yo no me emociono con el entrevistado, para mi es mi herramienta de trabajo simple y llanamente. Y yo creo que eso puede ser el éxito de un buen entrevistador, que no se deje perturbar por el entrevistado.
RB – ¿La objetividad y la imparcialidad?
MS – Eso no existe. Siempre uno tiene una posición tomada. Muchísimo más a esta altura de la vida. Yo siempre me he involucrado y más aún en estos veinte años cuando hemos visto pasar de una democracia a una dictadura. Yo soy una persona comprometida con la libertad y con la crítica, porque lo que yo sé hacer es el ejercicio de la crítica. La objetividad en un momento como el que está viviendo Venezuela es imposible y no creo en las personas que están en el centro. En estos momentos, o estás a favor o estás en contra.
RR – Esto me lleva a la siguiente pregunta. En tu monólogo “La Eterna Irreverente” inicias hablando sobre un año complejo. El duelo por el fallecimiento de tu madre. El cierre de la emisora radial en la que te desempeñabas y la forma en que se arreció el proceso dictatorial en el país. ¿Estos hechos te han llevado a plantearte la idea de irte de Venezuela?
MS – No.
RR – ¿Por qué?
MS – Bueno, porque yo me he hecho aquí en Venezuela. Quizás también el tema de la edad es una limitación. ¡Qué es eso, por favor, a esta altura de mi vida, una vieja loca! (Risas). Es una inversión que yo he hecho en Venezuela, ¿entiendes? Yo siento, a pesar de todo el desastre que sucede aquí, que hay gente que me respeta; incluso muchos están dentro del proceso. Yo llego a una oficina, a sacarme la cédula de identidad por ejemplo, y tú notas que hay una deferencia en algunas de las personas que están ahí. Siempre hay alguien dispuesto a ayudarte. Eso no sucede en el exterior. Mi nombre está hecho en este país. Por eso no me he planteado irme, a pesar de todo.
RB – Cambiando un poco el tema, en tus programas radiales amenizabas con parte de tu colección propia de música. Lo que da cuenta del exquisito gusto musical que tienes. ¿Qué escucha hoy en día Marianella?
MS – Lo mismo. A mí me encanta la música brasileña, me encanta el jazz, disfruto nuevas propuestas de fusión. La música sacra es algo que me eleva. Me gusta la música en general. Lo que no me gusta es el reguetón, la salsa poco. Es decir, si estoy en una fiesta claro, pero yo no pongo salsa en mi casa. Me queda la satisfacción de que en el programa que hacía en la emisora Jazz 95.5, que ya no existe, el dueño de ese entonces me permitió musicalizar mi programa. Por cierto, quiero hacer un reconocimiento a Omar Jeanton y a Moraima Blanco, ellos me enseñaron muchísimo sobre el jazz. Yo fui la primera –y esto hay que decirlo sin falsas modestias– que colocó al Buena Vista Social Club, a Cesária Évora, que era música que no se escuchaba porque se creía que no le gustaba a la gente y nada más lejos de la realidad. Incluso en una oportunidad revisando un disco me dijeron: “no oigas eso que es terrible”, pero como siempre yo voy contracorriente compré el disco porque lo quería oír. Cuando escucho a esa mujer, que era Martirio, me pareció una maravilla y comencé a ponerla en el programa y pegué a Martirio. Ni ella misma, cuando se presentó en Venezuela, entendía lo que pasó aquí. Hizo presentaciones en el Teresa Carreño, en el Aula Magna, en el interior del país. Fue fantástico.
RR – Y así como impusiste a Martirio también impusiste un tema de Paquita la del Barrio.
MS – Sí. Uno solo. Porque ese no era el estilo de música de la emisora, sin embargo yo cometía la travesura de ponerla y la gente sabía perfectamente bien cuál era el significado. La historia de eso fue un viaje en auto de Ciudad de México a Acapulco. Íbamos un grupo, todos éramos venezolanos, escuchando un cassette de rancheras. En un momento quien conducía tomó el cassette y lo lanzó por la ventana porque estaba ya harto de la misma música. Entonces encendió la radio y sale esta señora con la “Rata de dos patas”. Y todos nos miramos y quedamos en shock porque todos estábamos pensando en lo mismo, era un retrato hablado del personaje. Ahí empezamos a buscar el disco y me lo traje. Yo no sé por qué en ese momento no hubo un empresario que trajera a Paquita la del Barrio porque eso hubiera sido el éxito mayor. Pero me queda esa satisfacción. Me encanta la música y para mí sería una maravilla poder volver a la radio un día y que me dejaran musicalizar mi programa nuevamente.
RB – En días pasados se generó mucha controversia sobre la participación de Ángela Ponce (Miss España) en el certamen de Miss Universo. ¿Qué opinión te merece la presencia de mujeres transexuales en este tipo de concursos?
Me pareció fantástico. Yo soy una tipa que me considero de avanzada y creo que todos estos cambios son muy positivos. Y creo, además, que ha debido quedar en el cuadro final. Se lo merecía. Primero por bella. No por transgénero sino por bella, porque realmente es una belleza. Y además todo lo que implicó ese proceso de cambiar de un sexo masculino al femenino para llegar a esa perfección; porque muchas mujeres quisieran ser tan bellas como ella. Un proceso duro, que quizás no es lo que debe reconocer un concurso de belleza pero es que es tan bella que debía haber estado en ese cuadro final.
RB – Y en materia de literatura, sabemos que eres una gran lectora. ¿Qué has leído recientemente que puedas recomendar?
MS – Bueno, el último que leí fue el de “Osmel, un hombre desconocido” que escribió Diego Arroyo Gil. Ese es un libro que puede ser sorprendente para mucha gente porque no es complaciente.
RR – Justamente, al finalizar ese libro hay una frase que, si mal no recuerdo, dice: “No se puede decir toda la verdad”. Para entrar en materia sobre tu exitoso monólogo, ¿qué verdades dejó por fuera Marianella en “La Eterna Irreverente”?
MS – Bueno, no muchas. Siempre hay algo que queda por fuera pero realmente no tan relevante, pues no son de personajes públicos y no es lo que la gente quiere escuchar. Luego de ese terrible año de duelos para mí, la gente allegada me dijo que escribiera mis memorias. Y yo comencé a hacerlo con la idea de escribir un libro. Y en la medida que lo iba haciendo, como hay tantas anécdotas que son hasta jocosas me dije, mejor voy a hacer un monólogo. Además yo siempre quise ser artista y justamente venía de presentarme con “Los Monólogos de la Vagina”, donde me había llamado Héctor Manrique, y mi personaje hacía una serie de gemidos y sonidos de orgasmos. Yo después de haber hecho eso, lo que tenía de timidez se me quitó. ¡Qué gustazo pude darme! Y Julie Restifo que era otra de las actrices de la obra me dijo que debería montarme sola en las tablas y echar el cuento de mi vida. Entonces comencé a darle forma de monólogo a aquellos escritos. Pero este monólogo me ha llevado a hacer muchas reflexiones sobre mi vida. Porque en el ejercicio de mi carrera profesional ha sido todo tan frenético, tan vertiginoso, que no te da tiempo a pensar qué estás haciendo tú con tu vida. La soledad. El envejecer que viene con el paquete de la vida. Pero como mi actividad profesional me ha llenado tanto no he tenido tiempo de pensar en eso. Pero “La Eterna Irreverente” me ha servido como un medio de catarsis y quizás al terminar la temporada sea el momento de hacer un psicoanálisis, porque aunque tengo otras terapias como la cocina, por ejemplo, no está demás buscar una ayuda para manejar esas carencias que todos tenemos.
RB – ¿Cómo surge el título de “La Eterna Irreverente”?
MS – Cuando yo les presento el texto a Javier Vidal y a Julie Restifo –quien además es la que lo dirigió– se barajaron varios títulos. “A corazón abierto”, por ejemplo, pero eso a mí me parecía más bien el título de una telenovela. Y cuando ya estaba listo el texto me puse a releerlo y me di cuenta de que lo que yo había sido en mi vida es una gran irreverente. Así surgió “La Eterna Irreverente”. Luego vino ya todo el proceso de llevar esas palabras a las tablas. Tanto Javier como Julie me ayudaron muchísimo. Javier me explicó que tenía que decir lo que ahí estaba escrito tal cual como soy yo. Y a mí me daba algo de pena hablar por ejemplo de la insultada a Jaime Lusinchi o el asunto del helicóptero. Pero ellos me convencieron de pararme y echar el cuento tal y como soy. Con mis defectos, virtudes y arranques. Y se ha convertido en un ejercicio de sinceridad y autenticidad muy grande de una mujer que conoce sus carencias y sus fortalezas.
RR – ¿Han surgido ofertas para presentar “La Eterna Irreverente” en otros países?
MS – Sí… Pero lamentablemente no sé si me van a dejar salir y por eso no me he querido comprometer. Ya la han pedido de varios países, pero sería una irresponsabilidad muy grande comprometer a un empresario, un teatro y hacer una inversión en publicidad para que llegue al aeropuerto y me hagan lo que le han hecho a muchísimos periodistas solamente por echarte la broma de quitarte el pasaporte.
RB – Ya casi finalizando esta entrevista nos gustaría saber: ¿Qué consejo le darías a esta nueva generación de estudiantes de Comunicación Social, que quisieran ejercer el periodismo en Venezuela?
MS – Bueno, mira… Ejercer el periodismo en una dictadura es muy difícil, pero siempre entre líneas se pueden decir las cosas. Creo que la gente tiene que preparase. Esto no va a ser para siempre. Las redes por supuesto que están muy bien pero hay que documentarse. Estudiar mucho, en especial la historia de Venezuela. Yo no le voy a decir que sea objetivo, no. Hay que ser comprometido. Comprometido con las libertades; porque una de las grandes libertades de los seres humanos es la libertad de expresión. Es un derecho que tenemos y por eso hay que luchar por encima de todo. Esta es una página oscura que nos ha tocado, fíjate cómo desaparece la edición impresa del diario El Nacional, que es el periódico más importante del país. Siempre ha sido un diario de oposición. Todos los gobiernos le han tenido tirria a El Nacional. Y para mí como columnista de ese diario –porque yo soy de la generación del papel, de mancharse las manos con la tinta, de sentarme y leer y disfrutar de ese momento– pues para mí ese es otro duelo. Y claro, siempre quedan las plataformas digitales y muchos de estos nuevos periodistas se preparan para trabajar en ellas, pero para nadie es un secreto que a veces se cae la internet o se va la luz, ajá, ¿entonces? Fantástico la era digital pero el problema son las limitaciones que tenemos en Venezuela y que estamos, a pasos agigantados, llegando a la prehistoria.
RR – ¿Qué más podemos esperar de Marianella Salazar a futuro?
MS – Mira, yo soy una caja de sorpresas. Para mí es sorpresivo estar haciendo “la Eterna Irreverente”, pero no sé con qué puedo salir el día de mañana.
Pero de lo que si podemos estar plenamente seguros es que cualquier nuevo proyecto de Marianella Salazar será sinónimo de éxito y se distinguirá por su eterna irreverencia.
(Fotos cortesía de: @textos_y_guiones)
Actor y cronista teatral
Columnista en The Wynwood Times:
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