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Juzgar siendo Mexicano

Jun 23, 2016 | Una mirada según…

Por Ludwig Vegas

En los primeros días del mes de junio del año en curso, Donald Trump dijo que un juez estadounidense nacido en Indiana posee un “absoluto conflicto” al presidir el caso civil por fraude en contra de su universidad debido a su ascendencia Mexicana. Me permito extrapolar acá las ideas de Trump, acaso ¿él está insinuando que un juez musulmán debería recusarse también porque Trump ha afirmado que desea prohibir la entrada de musulmanes al país? Las juezas igualmente tendrían que abstenerse porque él ha realizado muchos comentarios considerados misóginos en el pasado. Jueces con algún tipo de discapacidad habrían de ser excluidos de igual manera debido a que él se ha mofado de al menos un periodista con discapacidad, Serge Kovaleski. Nativos americanos tampoco podrían postularse, por los comentarios de Trump sobre Pocahontas. Alguien poco agraciado físicamente (según Trump): Rand Paul, Carly Fiorina, personas de poca energía (Jeb Bush, Hillary Clinton) también estarían fuera, y por supuesto, aquellos cuyo padre pudiera haberse involucrado con Lee Harvey Oswald saldrían de la banca (lo siento Ted Cruz. La lista podría seguir y seguir, acortando el listado de jueces verdaderamente calificados para dirigir el caso de Trump.

 

Se presenta un interesante predicamento a la jurisprudencia estadounidense y quizás hay allí algo de gran valor si se ve en profundidad. Si seguimos la presunta lógica del candidato Republicano, entonces, ¿Cómo podría alguna vez un juez blanco presidir un caso en contra de personas negras, morenas o asiáticas? Yendo más allá, ¿Cómo podría un juez (hombre) haber presidido un caso que involucrara a una mujer o viceversa? ¿Cómo podría un juez mayor presidir un caso contra un ciudadano joven? ¿Cómo podría tomar parte un juez conservador en el caso de un acusado liberal?

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Usando el racionamiento implícito en los comentarios de Trump, me gustaría solicitar ser juzgado por un hombre, porque las mujeres nunca me han entendido, por alguien de mi mismo grupo étnico porque otras etnias podrían no entender mi bagaje cultural (así que blancos, mejicanos o afro americanos no son requeridos), de mediana edad y de preferencia de mi misma edad porque la discriminación por edad puede ser un problema. También, él debería tener mi orientación sexual, color de ojos, tono de piel y tipo de cabello. Los matices exactos de mi acento también se prefieren. Resulta que luego de explorar el panorama buscando a mi juez perfecto, sólo clonandome podría crear el individuo ideal. Pero, de nuevo, la clonación crearía un ser igual a mi sólo en ADN, sin embargo, él no tendría mis mismas experiencias de vida, por tanto mi clon sería también descartado. La única solución posible es que me permitieran ser abogado en mi propio caso, porque de acuerdo a la lógica de Trump sólo yo puedo tener la objetividad suficiente al juzgarme. ¡Maravilloso pensamiento! Así que me absuelvo de todos mis pecados, me declaro inocente de cualquier asunto civil o penal y me perdono a mí mismo por cualquier fechoría que pueda cometer en un futuro. No puedo esperar a que Donald Trump establezca esta nueva regla en ley.

Estoy seguro de que funcionará a la perfección.

 

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