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Crónica de la India

Oct 31, 2016 | Notas y espacios de arte

(Cap. 1)
Desatinos

por Zosthleen Taruni

Se cómo empieza esta historia pero ni idea del final.

Estoy en India, escuchando música venezolana, eso sí, la guitarra de Aquiles Baez para mantenerme serena, no puedo dormir, en tres horas estará un taxi en la puerta de este hostal para llevarme a backpackers ubicado frente a la estación de tren de New Delhi.

Es que hoy no me toca tren, me toca avión porque mi divino amigo indio me compró boleto para encontrarme con él, esta vez 1.800 kms al sur, justo en el centro de la costa este, en el Golfo de Bengala.

Alka serán aldeas y playas, de allí en adelante mi único plan es que quiero montañas, ¡montañas muy altas! para escapar del calor, el caos y de esta nueva sensación como de hastío que comienzo a degustar luego de haber recorrido mas de 8 mil kms en unas 8 semanas, ¡buen promedio! la verdad ha sido más el tiempo, pero pasé las primeras 3 semanas voluntariamente aislada en una ciudad en medio del desierto, creyendo que aquello era estupendo , dormir un poco y seguir, eso me parece que llevo haciendo desde que comencé este periplo sin mucha reflexión y menos preparación.

Para empezar me traje una maleta llena de ropa inútil, siguiendo mi tradición y como ni puedo gastar ni puedo excederme en el peso para el vuelo de regreso, he asumido el rol de hippie con un toque indio: desastrada.

Lavo como puedo las pocas piezas de algodón de mi nuevo holgado vestuario, compradas aquí y que hacen llevaderos estos 40 y dele grados de calor y aquellas que alguna vez fueron blancas las uso, después de bañarme y embadurnarme de aceite, para cubrirme de pies a cabeza antes de meterme en unas sábanas de su mismo color, ahora gris indefinido.

El escaso presupuesto hace que me aloje en lugares económicos, en algunos casos estupendas sorpresas, en otros terroríficos desatinos, sin embargo será el agua o el detergente o las lavadoras precarias, pero el denominador común son las sábanas ruñidas y grises.

He perdido la cuenta del tiempo y nunca se que día es, pero cada mañana al despertar el cerebro cual brújula busca su ubicación y me recuerda que estoy en India, ya tan familiar y querida.

Tan asustada estaba cuando tomé el tren , que desde mi segura casita europea, habría de llevarme al aeropuerto, tan nerviosa en mi asiento de Air India, pero pronto furiosa cuando los vecinos se sacaron los zapatos y envenenaron el aire.

Lo tomé como un anticipo de lo que me esperaba, para luego descubrir que los indios son limpios e incluso sus más sucias ciudades no apestan así.

Tan estupefacta al aterrizar en New Delhi y desplazarme por un aeropuerto alfombrado, no lo podía creer, allí empecé a entender que también en India existen las comisiones corruptas.

¡Ah! pero cuando llegué a Ratan Vilas, esa joya de hotel en Jodhpur, todo mi ser se relajó y esa misma noche conocí a quien ahora me espera, para darnos un rato de dicha en esta dura pero maravillosa experiencia que es la vida.

Lista para emprender por fin la travesía a lugares desconocidos, con la bendición de mi mamita Liliana y con los zapatos apropiados.

Luna llena en Jodhpur, presagios por descifrar

Oscuridad y fuego, para renacer.

La aventura me transporta y me seduce, viernes y sábado tendrá lugar en el Mehrangarh Fort, en Jodhpur, el World Sacred Spirit Festival 2016, es un festival sufí internacional que toma prestados textos de Omer Khayyam, uno de ellos es: «Se feliz en este momento, este momento es tu vida y aquí me quedo para disfrutarlo y contarles.

Hoy visité el Umaid Bhawan Palace y el Sardar Market, vale la pena googlear todo, junto con el Jaswant Thada y Jain textiles (Mukesh Jain), donde casi me quedé sin ojos para ver mas bellezas de tejidos, pero conservé intacta la cartera aunque la tarjeta de crédito sudó un poco.

Cuatro pisos cual torre de Babel, parecía el set de un film inverosímil, tejidos exóticos y exquisitos, fibras de cashmere, vicuña, yak, lino, algodón, bambú, piezas sobrantes de colecciones inalcanzables: Kenzo, Miu Miu, DKNY, Hermes, Etro, Versace, y otras pocas muy exclusivas que no anoté, todo espectacular y por un precio casi ridículo, tanto que creí era un engaño, pero todo era real, es la realidad en India.

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Concierto de niños cantores de Langas y Manganiyar, precioso, quisiera que escucharán sus voces inocentes llenas de fiesta y pasión, y estaba presente, como en cada evento del festival, su alteza el Maharaja de Jodhpur, Gaj Singh II, y sin escoltas.

Concierto de Deveshi Saghal en el Jaswant Thada Lake, al atardecer, un lamento, un ruego, una melodía, una voz que te traspasa, un aquí y un ahora pleno e intenso, sin palabras, luz y música, emoción indescriptible, preparación para la noche de música y danza en la Zenana Deodi Courtyard del Mehrangarh Fort.

Me preparé para la velada de gala y vestí un salwar kurta, espero que les guste.

Descubrí que los indios de la India tocan algo parecido a las castañuelas y el poder de la voz, como si fuera opera pero melodiosa y contenida.

¿Es eso posible?

Y que les encanta el flamenco y el tap.

He quedado algo anonadada.

No tengo ya palabras.

Solo fotos.

Continuara …

Fuente: http://worldsacredspiritfestival.org

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