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El mundo es una fiesta

Abr 17, 2017 | Una mirada según…

Por Karim Negrett

«¿Habrá acto más desesperado que una fiesta? El ritual del alcohol, danza y exceso, en el cual son tan duchos los mortales, está contaminado de muerte, de su conciencia perturbadora, del deseo de abolirla en un frenético ademán colectivo. Se celebra y se ríe por contagio, jamás por lucidez o por sabia elección. Una fiesta es un alboroto de monos sobre el abismo, una carrera de espaldas frente al hocico húmedo de la muerte que nos sacará tarde o temprano del sueño.El que festeja corre y huye del final que lo espera; y, aunque lo ignore, llora. Pero si la fiesta conserva ese magnetismo inaudito entre los hombres es porque, a pesar de todo, en su remolino violento el hombre se libera, cuerpo y alma, con una pizca de absoluto: en ese instante la carcajada y el sollozo copulan. Son el trampolín que promueve la ilusión de estar saltando fuera de los límites de la vida y fuera del mundo, deslastrado de la idea de la muerte.»

Este texto que describe perfectamente como somos y como vivimos hoy en el mundo contemporáneo, fue escrito entre 1976 y 1978 por el Editor Ben Amí Fihman en sus cuadernos de la Gula, en una época donde se podía encontrar rincones de civilización entre nosotros, tanto en los espacios públicos como en los lugares de encuentro más privados. La manera tan precisa como describe el profundo grado tribal en que hemos vivido, la sociedad como un acto de evasión constante, de poco pensamiento y de no reflexión nos da una idea de nuestra verdadera identidad a la hora de actuar en manada y seguir a la primitiva jauría, alimentando un goce constante y material frente a la insensibilidad social, ante las imágenes cada día más comunes de la muerte de niños, mujeres obesas o anoréxicas, animales maltratados, refugiados y lidere que avivan el odio y la división entre naciones.

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La individuación no existe, el pensamiento y la postura personal se esconden en un confort de silencios cómplices y ruidos colectivos que invitan a la autodestrucción constante por medio del no significado, la nada, el narcisismo selfie, la banalidad, el consumo superfluo y la fiesta, ¿hacia dónde vamos? ¿Es posible celebrar algo en Siria? ¿Sea cual sea el bando que llore a sus muertos? La morgue y el dolor no tienen posturas políticas, a la hora de visualizar la pérdida de seres humanos, sea civil o soldado, de izquierda o de derecha es el mismo fracaso. Vamos a detenernos un momento a pensar, hay situaciones que evocan lo más profundo del ser, los duelos más dolorosos y las pérdidas colectivas de un mundo que anhelamos y desapareció un día, sin darnos cuenta… en plena fiesta.

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